sábado, 28 de agosto de 2010

Bartolomé

Bartolomé es un esclavo de Cochabamba y trabajaba con sus hermanos en la casa de
Juan un rico del pueblo con un cargo muy importante en el gobierno y con muchas tierras,
quien no trataba muy bien a sus sirvientes.
A Bartolomé siempre le tocaba lo más difícil porque sus hermanos le hacían bromas en
las que siempre caía, casi siempre lo castigaban con más tareas.
Un día mientras ayudaba a servir el desayuno opinó sobre el gobierno diciendo que eran
muy injustos porque no los dejaban aprender a leer y escribir; lo que él no sabía era que en
ese tiempo los esclavos, los indios y los negros no podían opinar sobre absolutamente nada,
es así que por su comentario lo llevarían al calabozo, donde estaría dos semanas sin comer.
Ya estaban por cumplirse las dos semanas cuando Bartolomé encontró un lugar para salir…
al ver todo lo que lo rodeaba se sorprendió…
Escuchó una voz muy dulce que lo saludaba -¡Hola! ¿Te puedo ayudar en algo?- le
dijo una niña a medida que se acercaba a él. Pensó en algo que le gustara y dijo: -¡Sí! ¿Me
ayudarías a recorrer un poco?- -¡Claro!- le respondió, -¿qué raro que nunca te vi por este
lugar?-. -sí... es que soy nuevo por aquí- le dijo Bartolomé temblando.
Bartolomé y la niña estuvieron una hora recorriendo y ella lo llevó a conocer su casa.
-Son las ¡Cuatro! Debo irme-, dijo Bartolomé apurado: -¡Espera! ¿Me vendrás a visitar?
- le gritó Clara. Tan rápido se fue que no le respondió; ni siquiera la escuchó.
Ese día Juan pensó que ya era hora de decirles la decisión que había tomado, dijo a
Bartolomé y sus hermanos: -en pocos días volveré a mi querida tierra, mi madre está muy
enferma y me necesita y no podré llevarlos conmigo así que mi decisión es dejarles mi
casa y su libertad a todos menos a ti Bartolomé, que como eres menor te tendré que dar a
otra familia-.
Al otro día se levantó, sirvió el desayuno y empacó. Por primera vez lo llevaron en
carruaje. Al llegar los esperaba una señorita que le pareció conocida. -¿Clara?, ¿eres tú?-
dijo Bartolomé, -Si soy yo- dijo Clara. -Entren niños que hace frío- les decía la sirvienta, -
¿tendrás que trabajar?- dijo Clara. -Lamentablemente sí- dijo Bartolomé, -pero con gusto
¡Duro trabajaré! para ganar mi libertad-.
La sirvienta le dijo: -Sí porque es una casa muy grande-. -Ah… ¿Con que empiezo?
¡Estoy muy emocionado por estar aquí, en una casa de personas tan buenas!-.
-Bueno empieza por... ¡jugar con Clara!, mientras pienso una tarea muy difícil para ti-.
Estuvieron todo el día jugando hasta… que Bartolomé preguntó: -¿Y tus padres?- Clara
respondió -de viaje-, -Ah con razón no se escucha ruido ni nada-, dijo Bartolomé. Y así
estuvieron cinco meses, participaban de paseos por la Alameda e iban todos los domingos
a misa. Clara por su parte participaba de tertulias donde conversaban y bailaban. Bartolomé
mientras tanto bailaba el candombe en la Plaza Mayor y caminaba junto al río con algunos
amigos.
Hasta que… un día de Mayo mientras llovía, estaban todos junto al fuego.
Tres de la tarde daba el reloj… toc, toc se escucha, tocaban la puerta -¡Mis Padres!-
dijo Clara contenta de felicidad, al fin. Al abrir la puerta entraron los padres que venían con
muuuuchos regalos y al ver al niño, lo saludaron -¡Hola! ¿Cómo te llamas?- él respondió -
Bartolomé señores-. -Ah!! Clara nos ha escrito mucho sobre ti, no nos llames señores, así
nos llaman los que no nos conocen-. -¿Entonces cómo los llamo?-, -llámanos Manuel y
Camila si es que quieres-. -Sí claro, me encantaría-.
-Bueno… bueno ahora toma, ropa para ti y… regalos para tu nueva habitación-.
-¿Tengo una habitación propia?-. -Sí está junto a la mía-, dijo Clara con una gran
sonrisa. Clara y Bartolomé crecieron juntos y recibieron una misma educación.
Bartolomé trabajó ayudando a Manuel en todos sus negocios. La patria tuvo que dar los
primeros y más difíciles pasos para que muchas personas como Clara y Bartolomé puedan
vivir en libertad e independencia.
Fueron testigos de cómo los patriotas como Belgrano, Saavedra, Moreno, Castelli, y
otros comenzaron a discutir ideas, realizar batallas, crear símbolos del nuevo país que
querían construir: la bandera, la escarapela, el escudo…
Gracias a todo el esfuerzo que hicieron, hoy somos una patria libre.
Y fueron testigos Bartolomé, Clara y sus familias de todo lo ocurrido.